No es un secreto que a lo largo de la historia las mujeres han tenido que abrirse paso en el mundo mediante una lucha incesante para su emancipación; si bien gracias a grandes mueres tenemos el derecho a sufragar, aún queda un largo camino por recorrer. Para obtener realmente la emancipación es necesario poder decidir libremente sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas.
El aborto es una realidad para miles de mujeres, hoy la discusión no es aborto si o aborto no, se trata de aborto legal, libre, seguro y gratuito o aborto clandestino. La sociedad patriarcal en la que vivimos se ha encargado de enseñarnos que las mujeres somos objetos de complacencia, en donde todos parecen poder opinar sobre lo que debemos hacer con nuestras vidas, claramente exceptuándonos a nosotras de esas decisiones. El aborto suele abordarse como un tema moral/religioso, cuando la realidad es que se trata de un tema de salud y seguridad; en un estudio realizado entre el año 2010 al 2014 prueba que en América Latina y el Caribe, se realizaron alrededor de 6.5 millones de abortos, de los cuales solo el 60% fue en condiciones salubres1. El aborto clandestino termina siendo una condena para las mujeres que no pueden acceder a medios idóneos para realizar el procedimiento adecuado. Inclusive el control natal se deja como una responsabilidad exclusiva de las mujeres, la condena social no es hacia un padre ausente, es ante una mujer que decide no ser madre; en Chile el acceso a la educación sexual está lejos de ser una realidad para los jóvenes, además la brecha existente para acceder a anticonceptivos resulta en una complicación aún mayor.
El aborto en Chile
La ley 21.030 que despenaliza el aborto en tres causales, podría parecer un avance, y aunque claramente es insuficiente para la realidad de las mujeres, esta se ve opacada por la llamada “objeción de conciencia” que se regula en el artículo 119 TER del Código Sanitario. Nuevamente la salud y decisión de la mujer quedan opacadas por cuestiones morales el médico practicante.
En el artículo 19 N°1 de la Constitución Política de la República garantiza el derecho a la vida, señalando expresamente que se protege la vida del que esta por nacer, aunque existe basta discusión doctrinaria respecto al tema, el artículo 1 de la CPR dice que “las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”; ¿no constituye esto una contradicción? ¿existe verdadera libertad cuando no se puede disponer del propio cuerpo?
Un dicho que ha sido fuertemente entonado en las movilizaciones feministas, que viene perfecto al caso, es « educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir ».
Se la razón por la que sea en que una mujer decida no ser madre, no debe ser motivo de condena, somos personas libres, capaces de decidir.
1- https://www.guttmacher.org/sites/default/files/factsheet/fs-aww-lac-es.pdf
Javiera Flores