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Memoria de una recámara vacía, la resiliencia del teatro independiente en México.

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Memoria de una recámara vacía, la resiliencia del teatro independiente en México. Posted on 28 juin 2021

Por Luis Hernández.

Abraham Oceransky. Foto del archivo del Teatro La Libertad, abril 2021.

A la llegada del COVID-19 el 23 de marzo del 2020 comenzó en México la Jornada Nacional de Sana Distancia (JNSD), desde ese día en el territorio nacional se cerraron aproximadamente 717 teatros (subsidiados por el gobierno) y cientos de foros independientes (de los cuales no hay un registro en número). Desde esa fecha las consolas de iluminación y audio se apagaron, los artistas escénicos dejaron de estar presentes, los aplausos se silenciaron y muchos procesos creativos se pausaron.

El arte escénico estaba en crisis, los foros independientes en riesgo de desaparecer. Pero muchos artistas independientes encontraron en el teatro un ancla, un agarre de vida. La motivación de regresar y de crear los hizo superar las adversidades adjuntas a la crisis humanitaria del COVID-19. Por esto, en este articulo hablaremos del teatro independiente La Libertad y de una obra hecha con resiliencia, no sólo a causa de la pandemia, sino porque Abraham Oceransky y su equipo han ido en contra corriente desde hace mucho tiempo.

Abraham Oceransky Quintero, “Pilar del teatro” (UNESCO 2012), Medalla Bellas Artes (FONCA, CONACULTA 2013) y Premio Nacional de Artes y Literatura (2019), “destacado dramaturgo de vanguardia en México ha escrito y adaptado obras de teatro en las que refleja su interés por la filosofía oriental, analiza las contradicciones del ser humano y su enfrentamiento con la muerte” (Navarrete, 2018), En agosto del 2009 en la ciudad de Xalapa, Veracruz,  fundó el teatro-carpa La Libertad, en donde se presentaron obras de su dirección y de artistas locales, nacionales e internacionales de América, Europa y Asia. Convirtiéndose este recinto en un espacio muy importante para el desarrollo del teatro independiente en el estado de Veracruz (en este estado donde el apoyo al teatro independiente es carente, e incluso en 2018 el gobierno de Veracruz sería quien provocaría el desmantelamiento del primer teatro La Libertad).

En 2019 se reedifica el teatro La Libertad en su actual ubicación, este nuevo espacio ubicado en Fascinación #100, Fracc. Ensueño, Xalapa, Ver., adaptado en el patio trasero de una casa, es una carpa, en donde se han colocado ideas, sueños, coraje y amor. Es en este espacio donde 9 personas resistieron a una crisis humanitaria mundial. En este lugar 9 voluntades confluyeron para crear una obra de arte en tiempos de crisis en el arte escénico.

Memoria de una Recámara vacía.

Pintura de Aníbal Contreras, inspirada en « Memoria de una recámara vacía ».

En entrevista con Abraham Oceransky nos comenta que la obra la vislumbró completa en un sueño (cuando aún estaba en el anterior teatro La Libertad), la imagen que él tenía clara en cuanto al espacio era “Una gran plaza comercial, que era la imagen del mundo” (Oceransky, A.). El maestro nos cuenta que fue un proceso largo de dos años, en donde él paso por muchas muertes simbólicas, entre ellas el desmantelamiento del teatro La Libertad, e incluso la misma obra pasó por un intento previo con otro equipo creativo, pero “no eran los materiales humanos necesarios para la alquimia escénica. La alquimia de escena es algo muy delicado porque tiene que [conjugarse] lo humano, intelectual, mental y lo espiritual. Pueden ser componentes muy burdos, pero a la hora de combinarlos tienen que convertirse en algo precioso” (Oceransky, A.)

Este equipo de trabajo se conformó durante la pandemia del COVID-19; en el mes de julio de 2020 comenzaron a girar los engranes de la puesta en escena. Los actores que están en escena son Arikel Geróm, Leonardo Hernández, Perla Mariana y Max Madrigal, en el equipo técnico se encuentra el personal de apoyo Sandra Perea, Hayleen Vargas, Martin Pérez y Jonny Hernández; El diseño sonoro fue realizado por Lorenza Ruíz Vallarías y la dramaturgia, diseño de arte, iluminación y dirección a cargo de Abraham Oceransky. La mano de obra del vestuario, escenografía y publicidad corrió a cargo de todo el equipo, entre ellos construyeron lo necesario para producir la obra.

En entrevista con ellos me hablaron de este arduo trabajo, y sobre todo de la experiencia que fue resistir un año, la resiliencia por amor, amor al teatro. Arikel nos cuenta cómo vivió la primera parte de la cuarentena

Nos tocó una etapa muy complicada porque en ese momento antes de que empezara todo esto del COVID estábamos teniendo talleres con Oceransky, de hecho, había dos grupos grandes en donde trabajábamos con ejercicios en escena y comentábamos sobre actuación. Se hacían charlas muy interesantes, en ocasiones la propia gente compartía acerca de sus propias búsquedas e inquietudes. En estos talleres había músicos, actores y cineastas, las pláticas llegaban a extenderse hasta como por 4 o 5 horas, esto era muy bonito y enriquecedor porque era un grupo diverso.

 A la llegada del COVID fue como si todo se desconectó. Comenzó el miedo, personas decían -ya no voy a ir- y el grupo empezó a reducirse poco, a poco, en un momento todo desapareció. En esos primeros tiempos de cuarentena pensé que esto pasaría, que sería temporal, pero comenzaron a pasar los meses y esto seguía. Fue difícil, al menos para mí, resistir ese tiempo de espera, me preguntaba ¿en qué momento vamos a ensayar? ¿en qué momento va la obra a ver la luz? (Geróm, A.)

Foto tomada por Romane Manac’h. Protesta contra las consecuencias del Covid-19 en el mundo de la cultura.

En el estado de Veracruz muchos proyectos se quedaron pausados, y con ellos muchos artistas escénicos sin trabajo; en este estado para los artistas independientes hubo muy pocos apoyos para solventarse económicamente, algunos de los artistas de este grupo se ayudaron gracias al apoyo de sus familias. Pero Abraham Oceransky no dejó de ir al teatro, de hecho, gracias a que el teatro entró a un programa federal, fue que en Julio de 2020 Max Madrigal llegó al espacio, en busca de volver a estar creando.

Llegué aquí por una beca de gobierno (jóvenes construyendo el futuro), primero éramos solo tres personas en este espacio: el maestro Oceransky, Zuzu (bailarina e iluminadora) y yo. Entonces hacíamos trabajos de construcción y restauración de piezas de arte, al principio no entendía muy el objetivo de esto, pero me fui adaptando poco a poco, además no era como en una institución que tú llegas y te dicen cómo vas a realizar cada una de las actividades. Aquí se funciona de otra forma, primero se nos comunica la idea que vamos a realizar y en el proceso era que empezábamos a reflexionar, el maestro nos hacía preguntas o nos compartía información “breviarios culturales” (así es como él le dice) entonces fui avanzando y después de dos meses aproximadamente me dijo que iba a estar en la obra, esa noticia me sorprendió y motivó, fue algo inesperado.

[Ya en el proceso de montaje, aún y cuando seguían las restricciones de sana distancia y el país estaba en su segunda oleada de contagios, aquí decidimos continuar trabajando] entonces sentí que vivía un poco fragmentado entre la realidad de aquí y la realidad de afuera (crisis sanitaria). Donde yo tenía que hacer un discernimiento entre lo que yo sí creía y lo que no creía respecto a la pandemia; fue desafiante, porque afuera se fortalecía la separación y el aislamiento, y aquí tratábamos de fortalecer los vínculos y aperturar los canales de comunicación. Afianzar el motivo de ´porqué hacemos lo que hacemos en una etapa tan complicada (Madrigal, M.)

Cabe mencionar que, para el arte escénico, ya sea teatro, danza o circo es necesario el contacto físico, la confianza y los lazos afectivos entre el grupo, o al menos eso es lo que se busca en el teatro La Libertad. Justo en estos momentos de la pandemia los medios de comunicación y el mundo pedían distancia, restricción y aislamiento. Pero este equipo de trabajo que se terminó de consolidar al paso de los meses se decidió a salir de casa, y confiar el uno en el otro. Es así como Leo nos habla de la importancia de resistir la pandemia desde el proceso creativo.

La oportunidad de no dejar perder mi humanidad, no dejar perder eso que nos están orillando las circunstancias a aislarnos como seres humanos, sobre todo pues, por salud, pero esto iba a repercutir en deshumanizarnos, entonces resistir en este espacio, mientras las cosas afuera se estaban componiendo fue resistir a la tormenta y la adversidad. Trabajando en algo que sabíamos que en algún momento podía salir a la luz. No dejarnos caer en la tentación de perder el arte, porque cuando las cosas se ponen feas, cuando hay guerras o hay pandemias la cultura y el arte parece que pudieran desaparecer; pero es la cultura y el arte lo que nos caracteriza como seres humanos, si dejamos que se pierdan, nos estamos perdiendo nosotros mismos. Resistir la pandemia en este lugar fue la oportunidad de trabajar en esta obra, en todo lo que significa y aguantar la tormenta hasta el día en que supiéramos que podríamos mostrarle esto a otros seres humanos (Hedez., Leonardo).

El estreno de este montaje estaba previsto para la primera quincena de diciembre, pero por el invierno los contagios se fueron a la alza y el municipio de Xalapa se encontraba en estado de emergencia (rojo), fue por esta razón que su estreno se aplazó aproximadamente 3 meses más, estrenándose el 26 de marzo del 2021; aunque durante enero y febrero de este año ya muchos espacios independientes estaban presentando algunas funciones, el grupo de La Libertad decidió esperar, por la seguridad de su público, hasta esta fecha (cuando el estado de Veracruz pasó de un estado de alerta de naranja a amarillo).

Arikel y Leonardo en Memoria de una recámara vacía. Foto del archivo del Teatro La Libertad.

Memoria de una recamara vacía está inspirada en el mito de Orfeo y Eurídice. La obra gira alrededor del personaje de Remedios (Arikel Geróm), quien pierde la memoria en el momento justo donde la persona que ella ama, Ramón (Leonardo Hernández) pierde la vida a manos de un homicida (Max Madrigal) y para no olvidar ese amor, emprende un viaje difícil y extraño para recobrar la tranquilidad de su corazón. Un cuento que de manera teatral y en un solo acto relata cómo los seres humanos buscan la felicidad a pesar de la distancia y el olvido. La obra es un viaje onírico a ese lugar oscuro de la mente y el corazón en dónde se encuentran las memorias de la infancia, el amor, la familia, la muerte y la vida.

Como ya habíamos dicho con antelación, la dramaturgia estuvo a cargo de Abraham Oceransky quien nos explica de dónde viene el nombre de la obra “Memoria de una recámara vacía”:

En la obra hay dos momentos que significan eso, está un hombre que dispara una sola bala y esa sola bala cambia toda la historia, el momento en que sale esa bala, la recámara de esa bala queda vacía, o sea eso que se alojaba en ese lugar, que significa muerte en el momento en que sale, como cuando una pareja se separa y el amor ha terminado, un ser sale de la relación humana y cuando esto pasa la recámara queda vacía.

El segundo hecho es la memoria, cuando una memoria, la memoria del afecto del grupo no está contigo, estás horriblemente solo. Me consta que, en los grupos de arte, cuando se reúnen por un sueldo, cuando son contratados y el contrato termina, se rompe esa relación política y burocrática y entonces todos se quedan solos. [No hay afecto]. Cuando hay separación en mis grupos, cuando alguien se va buscando economía y no buscando su propia trascendencia, no hay amor, no hay sustento espiritual, las recámaras quedan vacías (Oceransky, A.)

Presenciar esta puesta en escena ha sido como viajar al Mictlán, y contemplar los procesos de duelo. México en sus raíces más prehispánicas tenía una educación para la muerte; la muerte era vivida como un fenómeno propio de la vida, y formaba parte fundamental del ciclo vital del universo. Esta obra nos expone de una manera surrealista los procesos del duelo; no sólo el duelo de la muerte física de alguien querido, sino la muerte de ideas, la muerte de objetos, de relaciones, de lazos, la muerte de tu propia memoria y la muerte de uno mismo.

 El territorio de lo que actualmente es México desde la Conquista Española, pasando por las guerras de independencia, de reforma, la revolución y ahora el crimen organizado, se ha visto inundado de hechos violentos que acaban con la vida de muchos seres humanos. La pérdida de seres queridos a manos de matones es algo recurrente en la vida del mexicano a lo largo de su historia, por eso me parece importante el tema que trata esta obra de arte. ¿Cómo el duelo puede ser algo que nos llene de esperanza?

Es por lo anterior, que en plática con los integrantes del grupo, me causó mucha curiosidad cómo el proceso creativo de esta obra había cambiado su manera de mirar el duelo y el dolor, a lo cual Mariana nos comenta.

Cómo te decía para mí todo el proceso ha sido una unidad entre yo como persona y yo como actriz, entonces a veces uno tiene ciertos hábitos para lidiar con los problemas o con el dolor en específico, podría decir que son cuestiones culturales, incluso universales de nosotros los seres humanos.

En los primeros ensayos tuve las siguientes preguntas ¿cómo yo paso el dolor? si me resisto a él o si puedo encararlo ¿qué es lo que me duele a mí? ¿qué es lo que me dolería perder?; estas cuestiones que se plantean en la obra fueron personalmente planteadas hacia mí, entonces en ese momento de irlas respondiendo pude transformar esta idea del duelo y con ello encontré en mí muchas resistencias al dolor, me di cuenta de mi actitud evasiva ante el dolor, de no ponernos atención a nosotros mismos sobre lo que nos está pasando y al darme cuenta de esto pude entender y llevar el duelo hacia otro sitio. Ser consciente de que existe el dolor, de que siempre va a existir, pero la forma en la que uno lo atraviesa configura de cierta forma tu vida

Personalmente ha sido transformar esa idea, ahora soy más consciente de que es necesario atravesarlo y no quedarte en el dolor. En la cultura mexicana percibo que hay dos formas peculiares de vivir el dolor: nos azotamos un montón o preferimos no mirarlo, y aparentemente pues desaparece, seguimos con la vida en una aparente inexistencia del dolor, pero lo traemos cargando en las espaldas. El duelo para mí es algo que hay que aprender a agarrarlo aquí en las manos, sentirlo y luego dejarlo ir. (Vargas, P.)

Max con respecto a este tema reflexiona:

El duelo y la muerte siempre van a estar ahí, porque es parte de la vida, la vida es movimiento. Es como un río que es necesario navegar, porque implica soltar, implica dejarse llevar, aprender y llegar a un lugar diferente, para mí es lo que pasa con este personaje. Remedios en la búsqueda de su amado atraviesa en la obra un duelo y vemos también su pérdida de memoria, que la lleva a un estado de inocencia y esto le permite mirar todo con frescura, sorprendiéndose de los nuevos sucesos, como en la vida. Entonces podría decirte que la vida es también un duelo constante. (Madrigal, M.)

Creo que la sincronía de los temas que trata esta obra con los temas que vive el mundo, es porque la muerte es lo más cercano a todos los seres humanos; es este fenómeno el que nos hace iguales, porque los seres humanos creamos, somos creadores y “al crear, también mueren muchas cosas” (Oceransky, A.).  Este grupo ha creado un espacio, un lugar donde han dado a luz una obra que a mi consideración debe de llegar a una amplia audiencia. El público sale conmovido y con esperanza.

Mariana Vargas y Max Madrigal en Memoria de una recámara vacía. Foto del archivo del Teatro La Libertad.

Para concluir este artículo, La Libertad es un grupo, es un espacio, es una comunidad que resiste, que cree en un arte que trasciende, y para los integrantes es un lugar importante donde seguir creando, por lo cual yo les pregunté ¿qué se llevan de este proceso? y de las respuestas yo cito dos:

Yo me enamoré, eso me llevaría, el amor que desarrollé hacia el teatro y todos los conocimientos que hasta ahora sigo adquiriendo. El valor de todo esto es mantenerme siempre cerca de mí misma. En este espacio encontré amor y ganas de comerme el mundo (Vargas, H.)

Yo me preguntaría ¿Qué sigue?, si ya acabó ¿Qué es lo que vamos a hacer? O sea, como lo que hablaban de lo que el teatro muere, nace y se reinventa, y esta obra cumple su ciclo pues yo estoy con el equipo para decir ahora a qué vamos a jugar, cuál es el nuevo génesis. En este espacio hay que estar abiertos y dispuestos a crear. Yo aquí estoy (Perea, F.)

La Libertad ha trascendido, ha resistido al gobierno, ha resistido al poco apoyo, aún y con una crisis humanitaria y el poco público que llega, sigue en pie resiliente. Un equipo que, en un patio, bajo una carpa donde a veces gotea agua y casi siempre ideas, se mantiene para seguir moviendo la consciencia de quienes a él asisten.

Luis Hernández

Bibliografia :

Navarrete, L. (31 de agosto de 2018). Enciclopedia de la Literatura en México. Obtenido de Abraham Oceransky: http://www.elem.mx/autor/datos/130622

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